14 de diciembre de 2010

cuando me descubro con las manos llenas...

Cuando me descubro con las manos llenas,
cuando sé, de buena fuente, que soy feliz,
que estoy completo.

Cuando no encuentro un tema que supere al deseo
de vivir lo que sea que estoy viviendo.

Cuando los lápices se afilan en mi contra
-picas traidoras en línea enemiga-,
cuando toda mi voluntad no alcanza para flanquear
la caballería del olvido.

Cuando el teclado se desperdiga por toda la casa,
y tengo que perseguir vocales por horas y devolverlas a su corral.
Cuando debo expulsar de la cama a algunas letras perpetuamente en celo.

Cuando paso de todos los verbos.

Cuando decido soltar, cuando me embarco
y me hago a la mar con sólo un color como brújula.

Cuando sé que eres un cielo que dos mares se disputan,
-caldero de estrellas aún sin nombre, recuerdos coronados de espuma-.

Cuando nada escribo y nada puedo callar.

Cuando estás y no, como el frío, como la sed o el hambre.
Cuando te estoy amando y no es tiempo y no importa.
Cuando te enteras y es tarde. Cuando aún no lo es.