23 de noviembre de 2009

Dejaré de llamarte agua, río o mar...

Dejaré de llamarte agua, río o mar,
no te beberé incolora, nunca más del grifo.

Adiós a la fuente genérica, a las duchas rápidas,
a las tinas elegantes y excluyentes,
al jacuzzi seductor, a la alberca clorada.

No serás más lluvia o rocío,
para mi serás Isabel o Cecilia
si es que me he de convencer de cuánto faltas.

12 de noviembre de 2009

Yo prefiero a Sanz triste.

Yo prefiero a Sanz triste. No es que le desee tristeza, ni soledad o malos ratos… pero lo prefiero triste. Y es que a algunos la felicidad nos estorba, aunque sea ajena. Lo bueno es que nunca dura tanto como para perder a alguien por completo. Se es feliz un tiempo, luego te vuelves “alguien estable”, más tarde eres “alguien como todos, con problemas” y finalmente te alcanza de nuevo la tristeza y evolucionas. Como Pokemon, así igualito. Y el problema real es que uno no sabe lo que está buscando, ser feliz, sí, pero ¿cómo? ¿cuándo? ¿con quién?

Y aquí vendrá la lluvia de abucheos que pedirán la cabeza del culpable, los que ostentaran su felicidad actual como la única y verdadera, la turba de “los que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite” (dijera Sabines) … pero voltea , fíjate bien, eres feliz ahí donde estás, sí, y ¿si eso se acabara hoy jamás volverias a ser feliz?

Ese es el problema.

La felicidad es algo transmutable. Puede partir del ron, de una mujer en particular, de las mujeres en general, de amigos, de una buena cena, de elegir el momento adecuado, las manos adecuadas, la cama adecuada, del oro, de la tierra. El proceso alquímico no precisa de una única materia elemental para transmutarse en felicidad. No sé a ti pero para mí resulta algo demasiado inestable como para confiar en ella, mucho menos como para cantarle o grabar un disco bajo su influencia. Yo, por lo pronto, me la tomo con reservas. ¡Muchas veces he sido feliz al cruzar una calle y al llegar al otro extremo no lo era más!

Por eso te digo, yo prefiero a Sanz triste, sentir que puso claro el dolor y poder cantar con él sin reparos “a la primera persona que me ayude a comprender, pienso entregarle mi tiempo, pienso entregarle mi fe…”

3 de noviembre de 2009

A simple vista uno diría que no pasa nada.

A simple vista uno diría que no pasa nada. Es más, podría uno fijarse muy bien y pensar de todos modos que no pasa nada. Lo cierto es que detrás de esa cara de control total, de las facciones como talladas en la misma piedra que pisa, de la mirada fría, de su total indiferencia, detrás de todo eso esa mujer está enamorada. Enamorada de ti, para ser más exactos. Que le acabes de decir que no la volverás a ver, que te hayas dado la vuelta en el justo instante de acabar esa frase, no ha cambiado nada, ella te dio su corazón un día sin que tú siquiera se lo pidieras y ahora te jodes, cargarás con eso hasta el fin de los tiempos… o hasta que se le pase, que cierto es que puede ser en cualquier momento a partir de ahora. Pero en ese momento, cuando tú te das la vuelta pensando en lo que sea que sigue, esa mujer sólo piensa una cosa “ni madres que no te vuelvo a ver”.

Habrías tenido que aclarar que nunca fue tu intención, que algo se mal entendió en el camino, pero es tarde. De ahora en adelante su blog será un cúmulo de reclamos donde tu nombre será disminuido a una letra, a un color específico del que nunca te sentiste ni remotamente poseedor, a un apodo del que “sólo sus amigas más cercanas” entenderán la referencia, o a algún adjetivo descalificativo del que todos tendrán claro el destinatario. Y es que así es ella, ella bloggea. Ahí la encontraste, dando click al next. Después de cientos de blogs de chavas amantes de las estrellas, con fijaciones extrañas con la luna y/o los gatos, con intentos de suicidio perfectamente publicitados, chavas que esperaban con ansia la llegada de su príncipe azul (aunque se decían desencantadas de la vida y los hombres), después de cientos así apareció ella. Ella la única, la aunténtica, la Artista, la que cantatocabailapintafotografía lo que sea en su entorno y lo hace Arte.

“Soy yo, con todo lo que eso implica…” parte de su biografía, reducida al máximo para no distraer de su Arte. ¡Y tú claro que querías saber todo lo que eso implicaba! Tenías que averiguar y la agregaste: pláticas snobs sobre cine de arte, comentarios medio cultos, proposiciones medio ocultas, a fin de cuentas de un “no” no pasaría. Y se vieron, y fue bueno. Y la quisiste besar y fue malo. Sólo después de una plática altamente feminista donde te explicó a detalle el por qué la iniciativa tenía que cambiar de sujeto, de cómo el beso es un compromiso, algo mucho más íntimo que el sexo, que en un beso caben todas las palabras, que hay besos que curan y besos que matan, que te explicó a detalle todos sus ideales (tomados en su mayoría de canciones) y que más que incomodarte te aburrió, te besó… y fue bueno. Y las cosas no podían ser tan malas si había besos y en verdad se parecía a su foto.

Pero de pronto le salió lo Artista. Es incómodo estar con una Artista, lo descubriste después de sus primeros bocetos. No le puedes decir a alguien que no le ves mucho futuro cuando aún están desnudos en un hotel del que no sabes bien salir. Después vinieron las fotografías… planas, sin gracia. Los poemas cada día más intensos y sin sentido, más que poemas eran malabares ortográficos, una mezcla pasada de cutups con canciones “con mensaje”. Las cartas increíblemente cursis. Y es que ella es así, no le apura mostrarse ñoña, ella es una niña que quiere ser feliz y reir y jugar en el parque temático que es su vida.

Y después de lo Artista le salió lo bipolar. Y después lo suicida. Y después, horror de los horrores, lo enamorada. Y ahí sí, ni bloquearla, ni borrarla, ni colgarle, ni dejar sus mensajes sin respuesta. Por eso decidiste encararla, decírselo de frente, esperando que ese frankestein de Amélie y La Maga con el que habías venido saliendo entendiera que no eres Nino Quincampoix ni mucho menos Oliveira. Por eso ahora caminas de prisa como huyendo de esa mirada, como queriéndote convencer de que en realidad no pasó nada. Y es que cien veces has sido tú el notificado, cien veces el que se enamora, cien veces el de los poemas… pero tan sólo diez veces, cuando mucho, has sido el de la mirada pétrea. Por lo general en esa situación no hallas ni el ánimo suficiente para mirar a los ojos. Más tarde te aclaras, en privado, que no era para tanto, que no fue más que esa foto de perfil lo que te atrapó… y lo bloggeas.

Ja!

...y al final acabé con un blog; sin saber si alguien aún los lee. La verdad es que hacer la página del comehigos (www.edeljuarez.com/comehigos) era demasiado trabajo para una sola persona. Ahora postearé por este medio conforme vayan llegando las ideas, sin orden ni tema específico... De entrada creo que sería bueno poner el texto que dio origen a la otra página, va pues:

Porque nada tiene de misterioso un tipo comiendo higos en su puerta hasta que alguien le concede ese adjetivo y viene un policía a ver qué haces. Porque cualquier cosa que hagas puede ser mal vista, medida, catalogada o reprimida. Porque al escoger un camino dejas de lado algún otro. Porque puedes decidirlo.

Porque no necesitas cambiar al mundo, necesitas decidir tu vida. Porque hay un punto de partida justo a un lado de donde estás parado. Porque la inercia no debería decidir ningún camino.

Porque sólo al compartir lo que eres, lo que tienes, puedes hablar de amor. Porque sólo por amor podríamos salvarnos.

... en cuanto tenga la idea clara del siguiente post lo pongo. Saludos!